“No es cierto eso de que “el que lo dice no lo hace”. Nueve de cada diez personas que se suicidaron, lo manifestaron previamente.”

Es necesario informar a la sociedad y desmitificar ciertas ideas con respecto al suicidio. Se tiene la creencia general de que “el que lo dice no lo hace”, sin embargo, la realidad es que nueve de cada diez personas que se han quitado la vida, lo han manifestado previamente.

Según el Observatorio para el Suicidio en España, 2020 fue el año con más suicidios de la historia desde que disponemos de registros (1906). Durante este año, se quitaron la vida 3.941 personas (el 74% eran varones). Con una media de casi 11 fallecimientos al día, el suicidio continúa siendo la principal causa de muerte no natural. La cifra se torna preocupante en todos los rangos de edad, especialmente entre los más jóvenes, siendo la primera vez que España contabiliza 14 suicidios en menores de 15 años.

Los efectos del COVID-19.

Sin duda, la pandemia ha afectado a nuestra salud mental. El aislamiento social, las medidas restrictivas o las dificultades laborales, entre otras, han propiciado un incremento de consultas por depresión y ansiedad. Además, las circunstancias de muerte por covid-19, que impedían hacer una despedida al familiar fallecido, han dificultado la elaboración del duelo y el reajuste tras la pérdida. En este sentido, la crisis  provocada por el covid-19, se convierte en un factor más de riesgo que puede desencadenar el acto suicida.

El trabajo de la prevención.

Teniendo en cuenta que la depresión muestra un estrecho vínculo con el suicidio, sería conveniente informar a la sociedad acerca de esta enfermedad y hablar abiertamente sobre el tema. Además, la educación emocional y el trabajo en asertividad y habilidades sociales desde la infancia actúan como excelentes protectores ante la depresión y por ende, ante el suicidio.

Por otro lado, resulta fundamental la colaboración de diferentes sectores. De este modo, la formación en prevención del suicidio destinada a profesionales de atención primaria o a la comunidad educativa, podría facilitar la identificación de señales de alerta y la puesta en marcha de planes de actuación. Igualmente, una mayor representación de profesionales de la salud mental en los Servicios Públicos de Salud propicia la accesibilidad y visibilidad del servicio, invitando a la población a normalizar las consultas por problemas emocionales.

¿Qué me ocurre? Síntomas que atender.

Es importante prestar atención a nuestro estado emocional para saber cuándo es el momento de pedir ayuda. Los sentimientos de tristeza e infelicidad, el llanto frecuente, la visión negativa tanto de uno mismo (“No sirvo para nada”) como del futuro (“Nunca seré feliz”), la disminución del disfrute e interés por determinadas tareas o los cambios en el apetito y/o en el sueño son señales indicativas de que la depresión está presente.

Autora: Delia Cañadas Cano, psicóloga y profesora de nuestro curso «Abordaje del suicidio«.